No consigo salir de esto, yo soy la primera que me maltrato a mí misma, que me exijo
más de lo que puedo, que me castigo muy duro cada vez que fallo, pero no consigo romper
estos malditos hábitos. Parece que disfrute con estas situaciones una y otra vez.
Nunca me han gustado las joyas y ayer cuando me vendía la pulsera me sentía la mujer
más rastrera del mundo y a fin de cuentas era para llenar la nevera. Avergonzada en la puerta
sin querer que nadie me viera esperar para entrar, lo mismo que cuando vamos a buscar los
alimentos; que la mitad están caducados y aun así debes avergonzarte por ir o porque te vean.
Estoy tan cansada de no tener un abrazo cuando lo necesito, de no poder llorar en un hombro,
de levantarme cuando lo que deseo es quedarme tirada en el suelo para siempre, de tener que
resolver a todos sus cosas cuando no puedo resolver las mías propias.
Me sigue faltando la respiración en muchas ocasiones y no encuentro mi oxígeno en ningún
lado, quien diablos se ocupa de mí, me pregunto muchas veces?
Si, la soledad es buena no obstante duele y a mí me duele mucho todavía….
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