Cuanto tiempo se puede estar sin desear?, sin amar? sin tener necesidad de sentir?
Anoche me ardía todo el cuerpo y no precisamente por la calor, por más
que intente dormir, no podía mis piernas se mojaban y mi mente me pedía no
resistirme al deseo de sucumbir a las caricias que necesitaba.
Mis dedos se humedecieron mientras yo los lamia y chupaba suavemente para
notar mis suaves labios; como presionaban en el contacto de entrar y salir.
Con esa humedad empecé a coger mis pechos y masajearlos, apretándolos con fuerza
pellizcando mi pezón como si ayuda quisiera pedir, Mi mente no bajaba la calor sino que
aceleraba esta cada vez más y yo bajaba por mi cuerpo lentamente las yemas de mis
dedos dejando un camino de mi saliva por si me perdía y no sabía volver.
Mis piernas bien abiertas me llamaban esperando la llegada de mis dedos húmedos
que marcaran territorio, que lo hicieran suyo, abrí tanto las piernas que creía que me iba a romper.
Solo sentía como entraban lentamente mientras mis caderas accedían hacia el techo y volvían a
bajar mientras estos salían lentamente, una y otra vez subiendo cada vez más alto,
Porque no dejar el amo de la habitación que hiciera su trabajo así que saque mi satisfacer
y entre tanto movimiento de caderas lo apreté fuertemente contra mi clítoris y seguí moviendo
las caderas, humedeciendo mis labios, accionando velocidades y sintiendo que no estaba sola.
las caderas golpeando firmemente en la cama y mi voz callando mis gemidos.
Hasta que un golpe seco de cadera no pudo callar mi voz por más tiempo.
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